Formar personas con educación de calidad, valores cristianos, espíritu crítico y democrático, y habilidades sociales, a partir de sus sentimientos y potencialidades, bajo el principio de que todos los seres humanos pueden aprender desde su propia individualidad, respetando su diversidad.
Formar personas integrales, capaces de aportar para transformar esta sociedad en un mundo inclusivo, siendo seres honestos, respetuosos, responsables y solidarios, capaces de ser empáticos con los que les rodean, y no existiendo barreras ni dificultades para tener educación de excelencia con estándares de calidad.
1. Formación cristiana: Desarrollo valórico y espiritual.
2.- Formación inclusiva: Creemos fielmente que todos los niños y niñas, sin importar su origen y condición, son capaces de aprender.
3.- Educación de calidad integral: Creemos que todos los niños y niñas pueden recibir una educación de calidad con aprendizajes efectivos, espíritu crítico y reflexivo, que contribuyan a su formación humana y democrática, en un ambiente de diálogo y respeto.